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23 de enero de 2011

Naturaleza humana

Hay un pensamiento muy extendido dentro del marxismo, sus corrientes y lo que podríamos llamar "las izquierdas" que llama mucho la atención. Es una especie de política del ojo por ojo. La creencia de que si A está por encima de B, que B esté por encima de A será mejor o al menos "menos malo", se le llame como se le llame "justicia", venganza, saldar cuentas, todas ellas confluyen en la idea de que almenos esto servirá para reparar los años que B ha estado bajo A.

Para nosotros A es A porque está sobre B, y B es B porque está bajo A, si intentamos solucionar la situación poniendo al segundo sobre el primero lo único que conseguiremos es cambiar los papeles, A será B y B será A.

Es tan fácil este razonamiento, que a la vista parece un poco engorroso, que no dudamos en llamar A al explotador y B al explotado. ¿Cómo puede el explotado convertirse en explotador y pretender seguir hablando por ellos? Nuestro pensamiento es claro en cuanto a esto, las relaciones de desigualdad se basan en el poder que ejercen unos sobre otros, no en el papel que se les quiera dar a cada uno, llámese portavoz del pueblo, llámese partido o político, ¿Cómo alguno de ellos va a hablar por los explotados si ya no forma parte de ellos?¿en que manera puede defender consecuentemente sus intereses si estos ya no forman parte de la masa de la que inicialmente salió?

 Nosotros defendemos la idea de que no deberíamos promover medidas en las que ponemos a alguien "arriba" para hablar por los explotados ¡poner a un explotador en nombre de los explotados! háyase visto cosa más extraña.

No os engañen las finas y grandilocuentes palabras, se les llame como se les llame (proletarios, trabajadores, burguesía, iglesia, empresariado, pueblo elegido...) cualquier pensamiento que intente poner a unos sobre otros en una relación de supeditación solo conseguirá una cosa, tiranizar a unos y martirizar a otros. Ejemplos en la historia hay cientos sino miles, no es difícil buscarlos. Han sido una suerte de experimento de Milgram a niveles colosales, una muestra del otro lado de la moneda, el lado que la gente pocas veces quiere admitir que se encuentra en todos y cada uno de nosotros. No negamos esa parte irreflexiva, obediente, a veces incluso sádica, de la naturaleza humana, eso no estaría en consonancia con lo que vemos cada día, lo que negamos es su inevitabilidad, no podemos borrar lo que hemos sido, pero si escribir lo que seremos, y sin duda no podemos seguir con sistemas que de manera tan evidente sacan lo peor del ser humano.
Será a través de la educación y los cambios sociales como podremos domar, para luego entender, y asimilar a nuestros demonios. Una muestra de la capacidad de nuestros horrores pero también de la posibilidad de nuestra voluntad.

Si no buscamos una forma de relacionarnos de manera igualitaria, libre y solidaria solo caeremos una y otra vez en los errores del pasado. Muchas veces no fue culpa de quienes intentaron los grandes cambios el que estos se envilecieran, sino de la estructura de su propio cambio, una estructura condenada a sacar lo peor de cada uno al dotar a estos de derechos sin medida y a aquellos de la única obligación de obedecer...

Salud

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