Páginas

15 de julio de 2011

La justicia, la ley y lo justo

CREONTE[...]pero tú dime brevemente, sin extenderte; ¿sabías que estaba decretado no hacer esto?
ANTÍGONA.Si, lo sabía: ¿cómo no iba a saberlo? Todo el mundo lo sabe.
CREONTE. Y, así y todo, ¿te atreviste a pasar por encima de la ley?
ANTÍGONA.No era Zeus quien me la había decretado, ni Dike, compañera de los dioses subterráneos, definió nunca entre los hombres leyes de este tipo. Y no creía yo que tus decretos tuvieran tanta fuerza como para permitir que solo un hombre pueda saltar por encima de las leyes no escritas, inmutables, de los dioses: su vigencia no es de hoy ni de ayer, sino de siempre, y nadie sabe cuándo fue que aparecieron. No iba yo a atraerme el castigo de los dioses por temor a lo que pudiera pensar alguien: ya veía, ya, mi muerte –y cómo no?—, aunque tú no hubieses decretado nada; y, si muero antes de tiempo, yo digo que es ganancia: quien, como yo, entre tantos males vive, ¿no sale acaso ganando con su muerte? Y así, no es, no desgracia, para mi, tener este destino; y en cambio, si el cadáver de un hijo de mi madre estuviera insepulto y yo lo aguantara, entonces, eso si me sería doloroso; lo otro, en cambio, no me es doloroso: puede que a ti te parezca que obré como una loca, pero, poco mas o menos, es a un loco a quien doy cuenta de mi locura.[...]
 
                                                                                                                                                                     Antígona, Sófocles

Es un error extendido le considerar que al estar uno en contra de las leyes impuestas está por lo tanto en contra de la justicia. Heri-David Thoreau (1817-1862) escritor, filosofo, activista anti esclavista y promotor de la acción no violenta. Nos habla un poco de ello en su libro Desobediencia civil y otros escritos.

 Nadie es justo gracias a la ley

Yo creo qye debiéramos ser hombres primero y ciudadanos después. Lo deseable no es cultivar el respeto por la ley, sino por la justicia. La única obligación que tengo derecho a asumir es lla de hacer en cada momento lo que crea justo. Se ha dicho y con razón que una sociiead mercantil no tiene conciencia; pero una sociedad formada por hombres con conciencia es una sociedad con conciencia. La ley nunca hizo a los hombre más justos y, debido al respeto que les infunde, incluso los bienintencionados se convierten a diario en agentes de la injusticia. Una consecuencia natural y muy frecuente del respeto indebido a la ley es que uno puede ver una fila de soldados: coronel, capitán, cabo, soldados rasos, artilleros, todos marchando con un orden admirable por colinas y valles hgacie el frente en contra de su voluntad !sí¡ Contra su conciencia y su sentido común, lo que hace que la marcha sea más dura y se les sorecoja el corazón. No dudan que están involucrados en una empresa condenable; todos ellos son partidarios de la paz. Entonces ¿qué son: hombres, o por el contrario, pequeños fuertes y polvorines móviles al servicio de cualquier mando militar sin escrúpulos?


Ahora bien, ¿qué podemos considerar por justicia?¿cómo establecemos lo justo y lo injusto?
para ello tendrémos que remontarnos a lo más fundamental de las bases sociales, en esa tarea  podemos citar a Epicuro (341 a.c.-271 a.c.) y sus Máximas capitales.

Breve teoría del contrato

XXXI. La justicia fijada por la Naturaleza es la piedra de toque de la conveniencia de no perjudicar ni ser perjudicado uno por otro. 
XXXII. Todos los seres vivos son incapaces de no tomar acuerdos, de no perjudicar ni ser perjudicados unos por otros, no tienen nada injusto ni justo, y ocurre exactamente igual a todos los pueblos que no son capaces o no quieren tomar acuerdos de no perjudicar ni ser perjudicados unos por otros.
XXXIII .La justicia vista en sí misma no es nada sino un pacto de no perjuicar ni ser perjudicado en ningún momento en los tratos entre unos y otros y que afecta a la extensión de espacio que sea.


No hay comentarios:

Publicar un comentario