"[...]II. Ética y política
La acción humana se puede analizar desde ópticas muy distintas; dos de ellas son la óptica ética y la política. El término “ética” deriva del griego ethos, que significa lugar habitual de vida, uso, carácter, manera de ser... mientras que la semántica griega del término política remite a la ciudad, lo relativo a la polis.
Tanto la ética como la política versan sobre enunciados referidos a la acción buena y justa, la diferencia estriba en que la perspectiva de la ética es el marco de las acciones individuales, y la de la política es el marco social. La ética considerada en sí misma es primariamente personal, es cada hombre quien desde dentro de su situación, de su vida, encuentra y ha de proyectar y decidir lo que va a hacer, lo que es conveniente y bueno. La disciplina ética estudia las normas de comportamiento conforme a las cuales decidimos hacer nuestra vida como tribunal de nuestra conciencia, favoreciendo el punto de vista puramente individual. La política estudia al hombre en cuanto miembro de una comunidad, propone formas de vida, organizaciones sociales, incluye las preocupaciones de los ciudadanos, las formas de control social, las leyes... Es decir, el hombre en cuanto relación con los otros, la esfera de acciones públicas, la legitimación organizativa y el poder social. Sintéticamente podríamos afirmar que la diana a la que se dirige la flecha del análisis ético es la felicidad y el de la política es la justicia. La buena vida individual, la esfera de lo particular y la justa organización social, el ámbito de lo público en ocasiones coinciden pero su marco de estudio (perspectiva, finalidad, legitimación) es distinto. Desde el marco de referencia político se pretende no la satisfacción de interese particulares sino la realización de un fin colectivo.
Históricamente, el problema de la organización social se ha estructurado y pensado como una balanza entre estos dos extremos, ética o política, primacía de lo individual o de lo social, términos que se copertenecen con pesos distintos.
III. Modelo hegeliano
El primer modelo que vamos a plantear (cronológicamente es posterior) es el modelo propuesto por Hegel (1770-1831) que inclina la balanza hacia la política, primero es el Estado (“el espíritu objetivo”, ni subjetivo, ni absoluto), es decir, el marco de referencia político y público que permite la acción individual. En el Estado, lo político es anterior a lo ético y es su condición de posibilidad, es el grupo, la organización, el que permite la acción individual.
El pensamiento en la época moderna toma conciencia del carácter activo y organizador del sujeto. El yo interviene en el mundo libremente, organizándolo todo, la moral y la política son frutos de la libertad, de un yo que puede organizar el mundo, lo que define al sujeto es la acción. ¿Dónde se ponen los límites a la libertad de organización en términos de mera subjetividad? Si yo soy libre mi libertad no tiene posibilidad de ser limitada por nada, en la experiencia subjetiva de la libertad nadie me puede poner límites porque yo la siento como absoluta.[...]"Seguir leyendo en Acracia.org
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