El siguiente fragmento viene de uno de los libros más conocidos de M. Onfray, "Antimanual de filosofía", libro que nos expone una larga lista de conceptos filosóficos a traves de temas de la vida cotidiana. El fragmento pertenece a la sección "El derecho: el reglamento, el jefe de estudios y la policía", esperamos, os haga pensar:
"Realidades de la policía virtual
Con el tiempo, la policía se modifica. Menos visible en tanto que se hace
más científica, técnica, la policía se concentra en el desciframiento de las
huellas que siempre dejan los actos delictivos. Nuestra civilización se hunde
bajo las cámaras de vídeo instaladas en los cruces de las ciudades, en los
sitios especialmente protegidos -estadios, embajadas, cajeros, bancos, etc.
Dejamos huellas numéricas por todas partes, informáticas, electrónicas: utili-
zando una tarjeta de crédito, al echar mano de un teléfono móvil o fijo,
navegando en Internet, visitando páginas webs, transmitiendo información
por la red telefónica, no podemos hablar, movernos, pagar, sacar dinero, sin
ser registrados, y por tanto, controlables y controlados.
La antigua policía que manejaba el látigo5, da paso a una nueva policía
que interpreta la estela numérica y electrónica que cada uno deja tras de sí.
Las sociedades son menos disciplinarias que sociedades de control. El gran
ojo del Big Brother, que ve todo e instala nuestra existencia de manera per-
manente bajo la mirada de representantes y funcionarios de una autoridad a
la que nada escapa, realiza el panóptico de forma plena. Por un lado, la
policía clásica se encasilla en tareas ingratas que la exponen a la mala reputación; por otro, la policía científica se beneficia más bien de un alto capital
de confianza y de respeto por parte de la población...
El peligro de la policía del futuro es que se convierta en un instrumento
en manos de poderes políticos poco escrupulosos. Los Estados que aspiran
a dominar el planeta comienzan a controlar la circulación de información, ya
sea asegurando que los grandes medios pertenezcan a sus amigos políticos
poco susceptibles de entorpecer su proyecto de imperio planetario, ya sea
interceptando los detalles de la vida privada de la mayoría para constituir
fichas policiales eficaces. De ahí el miedo a un dominio de las ondas de
comunicación por parte de una potencia secreta, comercial y mafiosa, deci-
dida a conocer los hábitos de los individuos fichados en función, por ejemplo,
de su comportamiento informático y telefónico.
La policía ya no opera allí donde lo creemos. Invisible, eficaz, se convier-
te en la inmensa memoria de intimidades hasta entonces preservadas. La
aparente desaparición de la disciplina corresponde al aumento del control.
Desconfiad menos de los policías que patrullan en la calle que de sus cole-
gas, que, en los despachos en los que escuchan, vigilan e interceptan, alma-
cenan información acerca de vosotros para el servicio de información general
—esa parte de la policía que dispone de un fichero sobre cada uno de
vosotros en el que son consignados vuestros más pequeños hechos y
gestos. Temed más bien a la policía invisible. Cuanto menos la veis, más os
ve ella."
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