"El ansia de sufrir.- Cuando pienso en ese afán de sufrir que excita y estimula constantemente a los millones de jóvenes europeos, de los cuales ninguno aguanta el aburrimiento, ni a sí mismo, entiendo que debe haber en ellos un ansia de sufrir de algún modo con vistas a extraer así una razón y para obrar y justificar su acción. ¡El apremio es apremiante! De ahí la algarabía de los políticos, de ahí las pretendidas "cirisis sociales" de todo tipo, tan numerosas como falsas, imaginarias, exageradas, y toda esa ciega prontitud de creer en ellas. Lo que pretende esta joven generación es que sea la desgracia, y no la felicidad, lo que que venga y se le manifieste desde el exterior; y su imaginación se afana en forjar un monstruo para tener acto seguido a un monstruo a quien combatir. Si, ávidos como están de situaciones apuradas, se sintiesen con fuerzas para hacerse bien a si mismos, sabrían también crearse interiormente situaciones de pauro propias y personales. Sus invenciones serian entonces más finas, y sus satisfacciones resonarían como una música selecta: mientras que hoy el mundo resuena con sus gritos de angustia ¡y con harta de frecuencia no lo llenan más que de sentimientos de angustia! No saben qué hacer con su existencia, y por eso proclaman la desgracia de otros: ¡tienen necesidad de los otros! ¡Y de unos distintos cada vez! Perdonadme, amigos mios, que me haya atrevido a proclamar mi felicidad."
-F. Nietzsche, La Gaya ciencia.
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