24 de enero de 2011

Les anarchistes, Leo Ferré




 No hay más que uno en cien y sin embargo existen;
la mayoría españoles, vaya a saber por qué,
uno creería que en España no los comprenden:
los anarquistas.

Recibieron de todo:
bofetadas y adoquines,
gritaron tan fuerte
que pueden gritar aún,
tienen el corazón delante
y sus sueños en medio,
y luego el alma corroída
por dementes ideas.

No hay mas que uno en cien y sin embargo existen,
la mayoría hijos de nada o hijos de muy poco,
que no se los ve jamas sino cuando se les teme:
los anarquistas.

Han muerto ciento diez veces,
¿para qué y por qué?
Con el amor en el puño
sobre la mesa o sobre nada,
con el aspecto terco
que da la sangre derramada,
golpearon tan fuerte
que pueden golpear aún.

No hay más que uno sobre cien y sin embargo existen,
y si es necesario empezar por patadas en el culo
no habría que olvidar que eso ocurre en las calles:
los anarquistas.

Tienen una bandera negra
que se burla de la esperanza,
y la melancolía
para avanzar en la vida,
cuchillos para cortar
el pan de la amistad
y las armas enmohecidas
para no olvidar.

Que sólo hay uno en cien y sin embargo existen,
y que se mantienen firmes, codo a codo,
dichosos y por ello siempre en pie:
los anarquistas.

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